ujieres
2 Reyes Capítulo 22:4
Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta,
2 Reyes Capítulo 25:18
Tomó entonces el capitán de la guardia al primer sacerdote Seraías, al segundo sacerdote Sofonías, y tres guardas de la vajilla;
2 Crónicas Capítulo 9:17
Hizo además el rey un gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro.
2 Crónicas Capítulo 9:18
El trono tenía seis gradas, y un estrado de oro fijado al trono, y brazos del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.
2 Crónicas Capítulo 9:19
Había también allí doce leones sobre las seis gradas a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno.
2 Crónicas Capítulo 9:20
Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada.
2 Crónicas Capítulo 9:21
Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarsis, y traían oro, plata, marfil, monos, y pavos reales.
2 Crónicas Capítulo 9:22
Y excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría.
2 Crónicas Capítulo 9:23
Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oir la sabiduría, que Dios le había dado:
2 Crónicas Capítulo 9:24
Cada uno de éstos traía su presente, alhajas de plata, alhajas de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos, todos los años.
2 Crónicas Capítulo 9:25
Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén .
2 Crónicas Capítulo 9:26
Y tuvo dominio sobre todos los reyes desde el Éufrates hasta la tierra de los Filisteos, y hasta la frontera de Egipto.
2 Crónicas Capítulo 9:27
Y acumuló el rey plata en Jerusalén como piedras, y cedros como los cabrahigos de la Sefela en abundancia.
Salmos Capítulo 84:10
Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad.
Proverbios Capítulo 8:34
Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas.
Juan Capítulo 10:3
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
Romanos Capítulo 12:13
compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.
1 Corintios Capítulo 12:4
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
1 Corintios Capítulo 12:5
Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
1 Corintios Capítulo 15:58
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Efesios Capítulo 6:7
sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,
Efesios Capítulo 6:8
sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.
Colosenses Capítulo 3:23
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
Colosenses Capítulo 3:24
sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
1 Timoteo Capítulo 6:18
Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
1 Timoteo Capítulo 6:19
atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
2 Timoteo Capítulo 2:15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Santiago Capítulo 2:1
Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.
Santiago Capítulo 2:2
Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,
Santiago Capítulo 2:3
y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;
Santiago Capítulo 2:4
¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?