la falta de fe
Éxodo Capítulo 32:1
Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
Números Capítulo 14:11
y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?
Números Capítulo 14:33
Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.
Mateo Capítulo 6:1
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo Capítulo 6:2
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mateo Capítulo 6:3
Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
Mateo Capítulo 6:4
para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mateo Capítulo 6:5
Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mateo Capítulo 6:6
Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mateo Capítulo 6:7
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
Mateo Capítulo 6:8
No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Mateo Capítulo 6:9
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Mateo Capítulo 6:10
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Mateo Capítulo 6:11
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Mateo Capítulo 6:12
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Mateo Capítulo 6:13
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Mateo Capítulo 6:14
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
Mateo Capítulo 6:15
mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Mateo Capítulo 6:16
Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mateo Capítulo 6:17
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
Mateo Capítulo 6:18
para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mateo Capítulo 6:19
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
Mateo Capítulo 6:20
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
Mateo Capítulo 6:21
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Mateo Capítulo 6:22
La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz;
Mateo Capítulo 6:23
pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estaráen tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Mateo Capítulo 6:24
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Mateo Capítulo 6:25
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mateo Capítulo 6:26
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
Mateo Capítulo 6:27
¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Mateo Capítulo 6:28
Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
Mateo Capítulo 6:29
pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
Mateo Capítulo 6:30
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
Mateo Capítulo 6:31
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Mateo Capítulo 6:32
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mateo Capítulo 6:33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mateo Capítulo 6:34
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Marcos Capítulo 9:24
E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
Juan Capítulo 5:24
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Juan Capítulo 9:35
Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?
Juan Capítulo 17:1
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;
Juan Capítulo 17:2
como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.
Juan Capítulo 17:3
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Juan Capítulo 17:4
Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
Juan Capítulo 17:5
Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
Juan Capítulo 17:6
He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
Juan Capítulo 17:7
Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;
Juan Capítulo 17:8
porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Juan Capítulo 17:9
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,
Juan Capítulo 17:10
y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
Juan Capítulo 17:11
Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
Juan Capítulo 17:12
Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.
Juan Capítulo 17:13
Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Juan Capítulo 17:14
Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Juan Capítulo 17:15
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Juan Capítulo 17:16
No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Juan Capítulo 17:17
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
Juan Capítulo 17:18
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
Juan Capítulo 17:19
Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Juan Capítulo 17:20
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
Juan Capítulo 17:21
para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Juan Capítulo 17:22
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Juan Capítulo 17:23
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
Juan Capítulo 17:24
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Juan Capítulo 17:25
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
Juan Capítulo 17:26
Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
Juan Capítulo 20:29
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
2 Corintios Capítulo 5:7
(porque por fe andamos, no por vista);
Hebreos Capítulo 11:1
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos Capítulo 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Santiago Capítulo 1:5
Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Santiago Capítulo 2:1
Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.
Santiago Capítulo 2:2
Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,
Santiago Capítulo 2:3
y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;
Santiago Capítulo 2:4
¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?
Santiago Capítulo 2:5
Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?
Santiago Capítulo 2:6
Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?
Santiago Capítulo 2:7
¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?
Santiago Capítulo 2:8
Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;
Santiago Capítulo 2:9
pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.
Santiago Capítulo 2:10
Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
Santiago Capítulo 2:11
Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.
Santiago Capítulo 2:12
Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.
Santiago Capítulo 2:13
Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
Santiago Capítulo 2:14
Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
Santiago Capítulo 2:15
Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
Santiago Capítulo 2:16
y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
Santiago Capítulo 2:17
Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Santiago Capítulo 2:18
Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
Santiago Capítulo 2:19
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
Santiago Capítulo 2:20
¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
Santiago Capítulo 2:21
¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
Santiago Capítulo 2:22
¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
Santiago Capítulo 2:23
Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
Santiago Capítulo 2:24
Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
Santiago Capítulo 2:25
Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
Santiago Capítulo 2:26
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.