sana doctrina
1 Timoteo Capítulo 1:10
para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,
1 Timoteo Capítulo 4:16
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
1 Timoteo Capítulo 6:3
Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,
1 Timoteo Capítulo 6:4
está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
1 Timoteo Capítulo 6:5
disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
2 Timoteo Capítulo 1:13
Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
2 Timoteo Capítulo 2:15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
2 Timoteo Capítulo 3:16
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
2 Timoteo Capítulo 4:2
que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
2 Timoteo Capítulo 4:3
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
2 Timoteo Capítulo 4:4
y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
Tito Capítulo 1:9
retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.
Tito Capítulo 2:1
Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
2 Pedro Capítulo 1:20
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
2 Pedro Capítulo 1:21
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.