ranura
Proverbios Capítulo 6:6
Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio;
Proverbios Capítulo 6:7
La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor,
Proverbios Capítulo 6:8
Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
Proverbios Capítulo 10:4
La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.
Proverbios Capítulo 12:24
La mano de los diligentes señoreará; Mas la negligencia será tributaria.
Proverbios Capítulo 13:4
El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.
Proverbios Capítulo 15:19
El camino del perezoso es como seto de espinos; Mas la vereda de los rectos, como una calzada.
Proverbios Capítulo 18:9
También el que es negligente en su trabajo Es hermano del hombre disipador.
Proverbios Capítulo 19:15
La pereza hace caer en profundo sueño, Y el alma negligente padecerá hambre.
Proverbios Capítulo 20:4
El perezoso no ara a causa del invierno; Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.
Proverbios Capítulo 20:13
No ames el sueño, para que no te empobrezcas; Abre tus ojos, y te saciarás de pan.
Proverbios Capítulo 21:25
El deseo del perezoso le mata, Porque sus manos no quieren trabajar.
Proverbios Capítulo 21:26
Hay quien todo el día codicia; Pero el justo da, y no detiene su mano.
Proverbios Capítulo 22:13
Dice el perezoso: El león está fuera; Seré muerto en la calle.
Proverbios Capítulo 24:30
Pasé junto al campo del hombre perezoso, Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;
Proverbios Capítulo 24:31
Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, Ortigas habían ya cubierto su faz, Y su cerca de piedra estaba ya destruida.
Proverbios Capítulo 24:32
Miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo.
Proverbios Capítulo 24:33
Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
Proverbios Capítulo 24:34
Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre armado.
Eclesiastés Capítulo 10:18
Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa.
Mateo Capítulo 25:26
Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
Romanos Capítulo 12:11
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
Colosenses Capítulo 3:23
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
2 Tesalonicenses Capítulo 3:10
Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.