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S ... / Saulo en el camino a Damasco.

Saulo en el camino a Damasco.

Jeremías Capítulo 29:11

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

Hechos Capítulo 9:1

Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,

Hechos Capítulo 9:2

y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.

Hechos Capítulo 9:3

Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;

Hechos Capítulo 9:4

y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Hechos Capítulo 9:5

El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

Hechos Capítulo 9:6

El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.

Hechos Capítulo 9:7

Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie.

Hechos Capítulo 9:8

Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco,

Hechos Capítulo 9:9

donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

Hechos Capítulo 9:10

Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.

Hechos Capítulo 9:11

Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora,

Hechos Capítulo 9:12

y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

Hechos Capítulo 9:13

Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;

Hechos Capítulo 9:14

y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.

Hechos Capítulo 9:15

El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;

Hechos Capítulo 9:16

porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

Hechos Capítulo 9:17

Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

Hechos Capítulo 9:18

Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.

Hechos Capítulo 9:19

Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

Hechos Capítulo 9:20

En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.

Hechos Capítulo 9:21

Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?

Hechos Capítulo 9:22

Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

Hechos Capítulo 9:23

Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle;

Hechos Capítulo 9:24

pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle.

Hechos Capítulo 9:25

Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta.

Hechos Capítulo 9:26

Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.

Hechos Capítulo 9:27

Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.

Hechos Capítulo 9:28

Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía,

Hechos Capítulo 9:29

y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle.

Hechos Capítulo 9:30

Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.

Hechos Capítulo 9:31

Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.

Hechos Capítulo 9:32

Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.

Hechos Capítulo 9:33

Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.

Hechos Capítulo 9:34

Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó.

Hechos Capítulo 9:35

Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.

Hechos Capítulo 9:36

Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía.

Hechos Capítulo 9:37

Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala.

Hechos Capítulo 9:38

Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros.

Hechos Capítulo 9:39

Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.

Hechos Capítulo 9:40

Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.

Hechos Capítulo 9:41

Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

Hechos Capítulo 9:42

Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor.

Hechos Capítulo 9:43

Y aconteció que se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor.

Hechos Capítulo 26:12

Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes,

Hechos Capítulo 26:13

cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.

Hechos Capítulo 26:14

Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

Hechos Capítulo 26:15

Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

Hechos Capítulo 26:16

Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,

Hechos Capítulo 26:17

librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío,

Hechos Capítulo 26:18

para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

1 Corintios Capítulo 9:1

¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?

2 Corintios Capítulo 11:32

En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;

2 Corintios Capítulo 11:33

y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.

Filipenses Capítulo 3:1

Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

Filipenses Capítulo 3:2

Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo.

Filipenses Capítulo 3:3

Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

Filipenses Capítulo 3:4

Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más:

Filipenses Capítulo 3:5

circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;

Filipenses Capítulo 3:6

en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.

Filipenses Capítulo 3:7

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.

Filipenses Capítulo 3:8

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,

Filipenses Capítulo 3:9

y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

Filipenses Capítulo 3:10

a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,

Filipenses Capítulo 3:11

si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.

Filipenses Capítulo 3:12

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.

Filipenses Capítulo 3:13

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,

Filipenses Capítulo 3:14

prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Filipenses Capítulo 3:15

Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.

Filipenses Capítulo 3:16

Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.

Filipenses Capítulo 3:17

Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.

Filipenses Capítulo 3:18

Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;

Filipenses Capítulo 3:19

el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.

Filipenses Capítulo 3:20

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

Filipenses Capítulo 3:21

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.