maría de betania
Lucas Capítulo 7:36
Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
Lucas Capítulo 7:37
Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
Lucas Capítulo 7:38
y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
Lucas Capítulo 7:39
Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Lucas Capítulo 7:40
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.
Lucas Capítulo 7:41
Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
Lucas Capítulo 7:42
y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
Lucas Capítulo 7:43
Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.
Lucas Capítulo 7:44
Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
Lucas Capítulo 7:45
No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
Lucas Capítulo 7:46
No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
Lucas Capítulo 7:47
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
Lucas Capítulo 7:48
Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
Lucas Capítulo 7:49
Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
Lucas Capítulo 7:50
Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.
Lucas Capítulo 10:38
Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
Lucas Capítulo 10:39
Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
Lucas Capítulo 10:40
Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Lucas Capítulo 10:41
Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
Lucas Capítulo 10:42
Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Juan Capítulo 11:1
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
Juan Capítulo 11:2
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)
Juan Capítulo 11:3
Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.
Juan Capítulo 11:4
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Juan Capítulo 11:5
Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Juan Capítulo 11:6
Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.
Juan Capítulo 11:7
Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez.
Juan Capítulo 11:8
Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
Juan Capítulo 11:9
Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
Juan Capítulo 11:10
pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.
Juan Capítulo 11:11
Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
Juan Capítulo 11:12
Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.
Juan Capítulo 11:13
Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.
Juan Capítulo 11:14
Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;
Juan Capítulo 11:15
y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él.
Juan Capítulo 11:16
Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Juan Capítulo 11:17
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.
Juan Capítulo 11:18
Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios;
Juan Capítulo 11:19
y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano.
Juan Capítulo 11:20
Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.
Juan Capítulo 11:21
Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Juan Capítulo 11:22
Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.
Juan Capítulo 11:23
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.
Juan Capítulo 11:24
Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
Juan Capítulo 11:25
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Juan Capítulo 11:26
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Juan Capítulo 11:27
Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Juan Capítulo 11:28
Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama.
Juan Capítulo 11:29
Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él.
Juan Capítulo 11:30
Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado.
Juan Capítulo 11:31
Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí.
Juan Capítulo 11:32
María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Juan Capítulo 11:33
Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió,
Juan Capítulo 11:34
y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.
Juan Capítulo 11:35
Jesús lloró.
Juan Capítulo 11:36
Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.
Juan Capítulo 11:37
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
Juan Capítulo 11:38
Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.
Juan Capítulo 11:39
Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
Juan Capítulo 11:40
Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Juan Capítulo 11:41
Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.
Juan Capítulo 11:42
Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
Juan Capítulo 11:43
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
Juan Capítulo 11:44
Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
Juan Capítulo 11:45
Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.
Juan Capítulo 11:46
Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.
Juan Capítulo 11:47
Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales.
Juan Capítulo 11:48
Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
Juan Capítulo 11:49
Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;
Juan Capítulo 11:50
ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
Juan Capítulo 11:51
Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
Juan Capítulo 11:52
y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.
Juan Capítulo 11:53
Así que, desde aquel día acordaron matarle.
Juan Capítulo 11:54
Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos.
Juan Capítulo 11:55
Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse.
Juan Capítulo 11:56
Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?
Juan Capítulo 11:57
Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
Juan Capítulo 12:1
Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos.
Juan Capítulo 12:2
Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él.
Juan Capítulo 12:3
Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.
Juan Capítulo 12:4
Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar:
Juan Capítulo 12:5
¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?
Juan Capítulo 12:6
Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.
Juan Capítulo 12:7
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto.
Juan Capítulo 12:8
Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis.