inocencia
Éxodo Capítulo 23:2
No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;
Salmos Capítulo 19:13
Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
Salmos Capítulo 26:1
Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado; He confiado asimismo en Jehová sin titubear.
Salmos Capítulo 26:2
Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
Salmos Capítulo 26:3
Porque tu misericordia está delante de mis ojos, Y ando en tu verdad.
Salmos Capítulo 26:4
No me he sentado con hombres hipócritas, Ni entré con los que andan simuladamente.
Salmos Capítulo 26:5
Aborrecí la reunión de los malignos, Y con los impíos nunca me senté.
Salmos Capítulo 26:6
Lavaré en inocencia mis manos, Y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová,
Salmos Capítulo 26:7
Para exclamar con voz de acción de gracias, Y para contar todas tus maravillas.
Salmos Capítulo 26:8
Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria.
Salmos Capítulo 26:9
No arrebates con los pecadores mi alma, Ni mi vida con hombres sanguinarios,
Salmos Capítulo 26:10
En cuyas manos está el mal, Y su diestra está llena de sobornos.
Salmos Capítulo 26:11
Mas yo andaré en mi integridad; Redímeme, y ten misericordia de mí.
Salmos Capítulo 26:12
Mi pie ha estado en rectitud; En las congregaciones bendeciré a Jehová.
Mateo Capítulo 19:14
Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.
Marcos Capítulo 10:14
Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
Lucas Capítulo 18:16
Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
Juan Capítulo 8:1
y Jesús se fue al monte de los Olivos.
Juan Capítulo 8:2
Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.
Juan Capítulo 8:3
Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
Juan Capítulo 8:4
le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
Juan Capítulo 8:5
Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
Juan Capítulo 8:6
Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
Juan Capítulo 8:7
Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
Juan Capítulo 8:8
E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Juan Capítulo 8:9
Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Juan Capítulo 8:10
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
Juan Capítulo 8:11
Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Juan Capítulo 8:12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan Capítulo 8:13
Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
Juan Capítulo 8:14
Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.
Juan Capítulo 8:15
Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.
Juan Capítulo 8:16
Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre.
Juan Capítulo 8:17
Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Juan Capítulo 8:18
Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.
Juan Capítulo 8:19
Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.
Juan Capítulo 8:20
Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
Romanos Capítulo 5:1
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
Romanos Capítulo 5:2
por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Romanos Capítulo 5:3
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
Romanos Capítulo 5:4
y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
Romanos Capítulo 5:5
y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Romanos Capítulo 5:6
Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Romanos Capítulo 5:7
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
Romanos Capítulo 5:8
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Romanos Capítulo 5:9
Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
Romanos Capítulo 5:10
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
Romanos Capítulo 5:11
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.
Romanos Capítulo 5:12
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Romanos Capítulo 5:13
Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.
Romanos Capítulo 5:14
No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.
Romanos Capítulo 5:15
Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.
Romanos Capítulo 5:16
Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación.
Romanos Capítulo 5:17
Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Romanos Capítulo 5:18
Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Romanos Capítulo 5:19
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
Romanos Capítulo 5:20
Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;
Romanos Capítulo 5:21
para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.
Filipenses Capítulo 4:8
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Colosenses Capítulo 2:8
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
1 Pedro Capítulo 3:4
sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.