manos y pies
Éxodo Capítulo 29:20
Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y rociarás la sangre sobre el altar alrededor.
Nehemías Capítulo 6:9
Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos.
Salmos Capítulo 8:6
Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:
Salmos Capítulo 18:34
Quien adiestra mis manos para la batalla, Para entesar con mis brazos el arco de bronce.
Salmos Capítulo 22:16
Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies.
Salmos Capítulo 134:2
Alzad vuestras manos al santuario, Y bendecid a Jehová.
Eclesiastés Capítulo 9:10
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
Isaías Capítulo 49:16
He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
Isaías Capítulo 52:7
¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!
Marcos Capítulo 10:16
Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
Lucas Capítulo 24:39
Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Lucas Capítulo 24:40
Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
Juan Capítulo 20:25
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Juan Capítulo 20:27
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
1 Timoteo Capítulo 2:8
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.